martes, 19 de abril de 2016

La Guerra de las Bestias 1: Los nueve corazones




Prólogo: CAPÍTULO 1.

Tiempos de guerras y conquistas, nuevas colonias y nuevos descubrimientos. España (actualmente), principal potencia en aquel entonces, desarrollaba su engrandecimiento mediante el saqueo a aquellas tribus de aborígenes nacidas en América, el nuevo continente descubierto. El poder lo era todo… y desgraciadamente, para los humanos, lo sigue siendo. 

En el seno de una humilde familia, nació un nuevo ser. Este mismo prometía ser parte del buen futuro que el pueblo esperaba para su gente. Este hombre, un gran soñador, partió a muy temprana edad hacia las nuevas tierras, a pedido del Rey, se trataba de un arqueólogo. Y así fue como se aventuró, en barco, hacia su destino.

Los grandes tesoros que el pueblo aborigen resguardaba entre sus familias fueron mucho más que oro y plata. Presionaron a cada individuo viviente en aquel lugar con tal de responder a su codicia, y así fue. Entre torturas y azotazos, los nativos guiaron a los conquistadores hacia una compuerta secreta (algo que tal vez nunca descubrirían en épocas futuras) y allí contemplaron asombrados el tesoro mayor guardado de todas las tribus. 

Un cofre yacía entre las rocas de una caverna, muy pequeño para ocultar grandes cantidades de oro, joyas o cualquier otra cosa que tuviera valor. Los compañeros del joven se desalentaron, no serían parte de ninguna superstición religiosa que no sea la suya. Pero el muchacho no dio paso atrás y lo abrió. 

Los indígenas huyeron horrorizados, aunque nada había pasado. Y en su interior se divisaron nueve bolsitas de cuero, enrolladas por una cintita roja, muy fácil de sacar; el joven hizo silencio y se dejó guiar por los sonidos de la naturaleza, él creía ser merecedor de todo esto. El viento sopló muy fuerte y una risa de oreja a oreja le surgió. Mediante el silencio se escucharon varios golpes al unísono… latidos.    

El muchacho, decidido a dejar atrás su adolescencia para siempre y su vida normal, tomó tan solo una de las bolsitas y lentamente la abrió. Contempló estupefacto al corazón que latía en su mano, un órgano sin servidor funcionando a la perfección, el joven rió conmocionado. E inexplicablemente el corazón se abalanzó sobre su pecho y entró como por arte de magia. 

Frunció el ceño levemente, bajó el brazo que extendía, respiró profundamente, y echó la cabeza para atrás, se inclinó tan solo un poco y gritó furioso. El grito alertó a todos los demás, quienes se le acercaron atónitos… no podían creer lo que estaban viendo. El joven había crecido en estatura, sus ojos se tornaron más oscuros y brillantes, la piel blanca se empalideció en exceso; además, dos pequeños colmillos le habían crecido, un aura oscura rodeaba su cuerpo y flotaba en el aire a unos centímetros del suelo. Su ropa de viajero se había tornado oscura y desgastada. 

Los hombres del rey se asustaron ante tal acontecimiento, reaccionaron de una forma muy violenta, lo acusaron de demonio y se decidieron en matarlo. Pero aquel nuevo hombre se burló de ellos, ningún arma le hizo daño, se deshizo de todos fácilmente, mediante un golpe al aire que causó una estampida. La tribu ya estaba partiendo, conocían perfectamente las consecuencias de lo que habían hecho. Uno de ellos se le colocó en frente y habló, el idioma no puedo transcribirlo tal cual, pero si puedo dejarles la traducción: ''El corazón oscuro despertó, encontró al portador correcto, ¿Quién nos salvará ahora del poderoso Hariet?''   

- Hariet…- dijo en voz alta el joven- Mi nombre, a partir de ahora, es.

El demonio conocido como Hariet extendió la sombra del mal sobre la Tierra, esclavizando a todo aquel que se le cruzara en el camino y obligándolos a formar parte de sus tropas: bestias parlantes conocidas como ‘’Narsogs’’. Las raíces de la oscuridad se extendieron por toda América, y no tardaron en llegar al otro lado del océano (Europa…Asia…) Incontables guerras y vidas perdidas, el humano y su tecnología de la época eran inservibles contra estos abominables seres.

Justo cuando la esperanza parecía algo improbable, en la cima de la colina más alta surgieron ocho guerreros, quienes se hicieron llamar a sí mismos ''Los Elementales''. 

Hariet no tardó en descubrir que aquellos seres que se animaban a desafiarlo habían tomado los corazones restantes del cofre (lo cuales había descuidado y dejado a un lado) y así fue como, con ayuda de los poderes adquiridos que incluían el control sobre un determinado elemento de la naturaleza, los elementales vencieron al Oscuro y su alma desapareció de la faz del planeta. 

Las bestias fueron sometidas y ocultas bajo tierra, donde permanecieron durante más de mil años. Ni leyendas, ni mitos fueron escuchados sobre esta historia por el resto de la humanidad, ya que sin razón alguna, no pudo recordarse.

Cada elemental siguió con su vida, hubo quienes decidieron formar familias y ceder sus poderes generación por generación, volviéndolos personas comunes y corrientes, y hubo otros que decidieron vivir en solitario y satisfacerse de inmortalidad (otra de las cualidades que el corazón ofrecía).

Y bien, esta sería la versión resumida de la introducción, porque a partir de aquí… es donde empieza la verdadera historia.





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